El evangelio de este domingo nos presenta al señor Jesús dirigiéndose a territorio pagano, Tiro y Sidón, y como les responde a los discípulos que lo acompañan, va en busca de “las ovejas descarriadas de Israel”, también cuando envío a los doce les dio instrucciones precisas y entre ellas estaba “no se dirijan a países paganos, no entren en ciudades de samaritanos; vayan más bien a las ovejas descarriadas de la Casa de Israel”.
En el trayecto de uno de aquellos lugares, una mujer cananea, es decir pagana, se pone a seguir gritando al Señor Jesús y pidiéndole que tenga compasión de ella. Esta mujer cananea identifica al Señor Jesús con un título mesiánico “Hijo de David” y le pide por su hija que “tiene un demonio muy malo”.
En un primer momento el Señor Jesús no responde a la mujer y como ella sigue gritando mientras los sigue, esto hace que los discípulos intervengan en favor de la mujer y le piden que la atienda ya “que viene detrás gritando” intervención que pareciera que es motivada por los gritos de la mujer.
Mientras se da este diálogo entre los discípulos y el Señor Jesús la mujer cananea a logrado acercarse al señor se postro delante del señor para pedirle que la socorra en su necesidad de tener a su hija liberada de aquel “espíritu muy malo” y el señor Jesús le responde “no esta bien echar a los perros el pan de los hijos” esto en miras a lo que dijo antes a los discípulos “solo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”.
La respuesta que ha recibido la mujer cananea de parte del señor Jesús no la desalienta sino más bien a partir de esa respuesta ella continua insistiendo para que el señor haga algo para liberar del espíritu muy malo a su hija y le contesta diciendo “Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos”.
Esta respuesta de la mujer cananea hace que el Señor Jesús reconozca en ella una gran fe “Mujer, que grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas” y así esta mujer cananea logra que el Señor Jesús libere a su hija de ese “espíritu muy malo”.
Este texto del evangelio esta emparentado con la primera y segunda lectura en el tema de los paganos, el profeta Isaías anuncia que a los extranjeros que se han unido al señor… Él los traerá y aceptará en su altar sus holocaustos y sacrificios; el Apóstol San Pablo escribiendo a los romanos les hace notar que son paganos y que el es “apóstol de los paganos”. Así de esta manera queda claro que la salvación de Dios es para todos los hombres y es privativa solamente para los de raza Judía o israelitas pues ellos creyeron que la salvación era solamente para ellos por ser el Pueblo de Dios.
Solo queda decir que pidamos al señor que aumente y fortalezca nuestra fe para que como la fe de la mujer cananea sea reconocida por el mismo Señor.

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