Buscar, formar y enviar misioneros, fue la tarea fundamental y constante de Jesús. Como lo es de la Iglesia. Y tiene que serlo si con Jesús quiere establecer el Reinado del Padre Dios en el mundo, que es para lo que Él vino. Para ello buscó discípulos, los preparó y los envío como misioneros, a 12 de los cuales constituyó en apóstoles (Mc 1, 14-20, 3, 13-19). Tuvo otros muchos, que quedaron como discípulos misioneros. Por ejemplo, los 144 que Jesús envió por los pueblos a proclamar la Buena Nueva de su cercano arribo (Lc 10, 1-23). A Dios gracias y como ustedes saben, hoy la Iglesia que está en América Latina y el Caribe, ha retomado esta práctica de Jesús tal como lo pide “Aparecida” (2007).

En relación con la Misión, Jesús tuvo ciertamente una visión y plan misioneros de largo alcance, y otro de corto alcance y plazo. Como el que recoge Marcos en el evangelio de hoy (Mc 6, 7-13, repetido en Lc 9, 1-11; y ampliado en Mt 10, 1-42). Para llevar a cabo el Plan de Largo Plazo, Jesús fundó la Iglesia a la que le dio el mandato de evangelizar el mundo entero (Mt 28, 19-20), Para llevar a cabo el Plan de Corto Plazo, casi de emergencia, Jesús envió a sus 12 apóstoles, a quienes había preparado y capacitado a lo largo de varias meses (Mc 3, 13-14).

Las indicaciones y las facultades que Jesús dio a los apóstoles para su primera misión son interesantes, pero lo son más, leyendo entre líneas, la urgencia y la necesidad, que para Jesús tiene la Misión. De las indicaciones, quiero mencionar sólo dos: la de ir de dos en dos y la de ungir con óleo a los enfermos para sanarlos (Mc 6,13; Stgo 5,14), que es lo que hoy hacemos en el sacramento de la unción de los enfermos. ¡Miren si no es antigua esta práctica de la unción! De las facultades, quiero mencionar estas tres: predicar, curar y exorcizar o expulsar demonios… “¡Ay de mi si no evangelizo!”, dirá más tarde Pablo haciéndose eco de la necesidad de misionar (1 Cor 9,16)

Y ¡ay de mí si no evangelizo!, nos ha dicho la Iglesia que está en nuestro Continente, al mismo tiempo que lanzaba la Misión Continental en cada país, en cada diócesis y en cada parroquia. Algo nuevo y grande está pasando y tiene que notarse, se dijo Jesús cuando envió sus apóstoles al pobre pueblo, que andaba como ovejas sin pastor (Mc 6,34). Ser “discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos tengan vida en Él” (Jn 14, 6), es lo que nos pidieron los Obispos de América, al lanzar la Nueva Evangelización del Continente, que incluye la misión permanente de las parroquias, tal como lo está haciendo la nuestra, liderada por MISEVI.

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