El Señor Jesús después de elegir a los doce cuando estuvo en la montaña, al bajar de la misma les dirige el discurso de las bienaventuranzas y lamentaciones según el estado de vida en que se encuentran.

Luego le enseñará una serie de conducta a asumir frente al enemigo para ser diferentes a los paganos, la enseñanza es SOBRE EL TRATO QUE SE DEBE DAR AL ENEMIGO: amarlo, bendecirlo, no hacerle resistencia, darle más de lo que pide o quiere; no hacerle caso es actuar de manera necia, porque de lo que se trata es de poner en práctica sus enseñanzas. Lo volverá a resaltar aquel día que su madre y hermanos fueron a buscarlo, “MI MADRE Y MIS HERMANOS SON LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS Y LA CUMPLEN.

Luego enviará a los doce de misión y volverán contentos de lo que pudieron hacer en su nombre, estos hombres han sido testigos de lo que el Señor hace en favor de los enfermos y endemoniados, incluso es capaz de hacer volver a la vida a los muertos.

Pero ante el anuncio que pronto acabaran con él en Jerusalén los discípulos se ponen a discutir sobre quien es más importante en el grupo, tal parece cada quien quiere hacer valer sus méritos para quedarse como cabeza del grupo a la falta del Señor, pero Él aprovecha para enseñarles que el más pequeño entre ellos es el más grande.

Es en este contexto en que el evangelio de este domingo nos hace saber que el Señor toma la decisión de subir a Jerusalén aun sabiendo de la suerte que le espera allá en la ciudad santa.

En este trayecto de subida a Jerusalén, el Señor Jesús, envió delante de Él a unos para que busquen y preparen alojamiento para todo el grupo, en una ciudad samaritana a la que llegaron los enviados no quisieron recibir al Señor por dirigirse a Jerusalén, y es que hay enemistad entre judíos y samaritanos ; ante esta negativa dos del GRUPO DE LOS DOCE, Santiago y Juan los hijos de Zebedeo desean mandar que baje fuego del cielo para acabar con ellos, ya que así se lo preguntaron al Señor Jesús “Señor ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?” por lo que el Señor Jesús se vuelve a ellos y los regaño. Con esta actitud estos hermanos dejaban en claro que aquella enseñanza de AMAR A LOS ENEMIGOS aún no ha sido asimilada en la conducta de los discípulos y quieren actuar llevados por el deseo de venganza. El Señor Jesús al reprenderlos, les recuerda que siempre hay que actuar haciendo el bien a ejemplo del actuar de su Padre Dios que está en el cielo que hace salir el sol sobre malos y buenos al igual que deja caer la lluvia sobre justos e injusto.

En un segundo momento del relato evangélico aparecen tres personajes que en el contexto del SEGUIMIENTO DEL SEÑOR, aparece el primero que se ofrece seguirlo a lo que el Señor Jesús le hace conocer las condiciones del seguimiento.

Otro es invitado a seguirlo con lo que se nos hace conocer que es el Señor quien en algunas oportunidades toma la iniciativa e invita a seguirle, pero este seguimiento es bajo sus condiciones no según las condiciones del llamado a seguirle.

Un tercero también se ofrece a seguir al Señor Jesús, pero el Señor Jesús le hace conocer las condiciones de ese seguimiento, donde no vale volver a mirar atrás ya que toda la atención debe estar puesta en la tarea que se nos va a encomendar.

Hay urgencia para ir a anunciar el reino de Dios. El que sigue al Señor como respuesta a la llamada que recibió no puede ir añorando lo que dejo atrás, debe prestar atención en la tarea encomendada para poder realizarla muy bien.

A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS PROCLAMADA, ESCUCHADA Y MEDITADA SOLO NOS QUEDA PEDIRLE AL SEÑOR QUE TAMBIÉN NOSOTROS, ELEGIDOS POR ÉL, EN EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO, PARA SER HIJAS E HIJOS SUYOS Y DISCÍPULOS MISIONEROS DE SU HIJO, PODAMOS ACTUAR EN LIBERTAD PARA SEGUIRLE Y AMARLE Y SOBRE TODO EXPRESAR ESTE SEGUIMIENTO Y AMOR EN EL AMOR Y RESPETO A LOS HERMANOS.

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