Este domingo volvemos a retomar la lectura continuada del evangelio según San Marcos, que corresponde proclamar los domingos del tiempo ordinario en el ciclo “B”. Estuvimos por cinco domingos escuchando la proclamación del capítulo seis del evangelio según san Juan.
Para este domingo el evangelio nos presenta al Señor Jesús recibiendo la visita de gente venida de Jerusalén, fariseos y escribas, quienes se extrañan que los discípulos del Señor tomen los alimentos sin lavarse las manos, por lo que le preguntan al Señor la razón por la que sus discípulos no guardan las costumbres de los mayores.

El Señor Jesús recordando al profeta Isaías, les responde haciéndoles notar que ellos se fijan en las cosas externas, pero que sin embargo no profundizan en lo que hacen:
Primero: HACEN ORACIÓN, SIN COHERENCIA DE VIDA: honran a Dios con los labios, pero no con el corazón, podríamos decir de con palabras, pero sin embargo su corazón está lejos de Dios.
Segundo: PRACTICAN UN CULTO VACIO: Con unas celebraciones que no llevan al compromiso de practicar la justicia, el derecho, la misericordia y la fidelidad.
Tercero: HACEN UNA ENSEÑANZA INTERESADA: enseñan preceptos humanos antes que los mandamientos, se olvidan la jerarquía de verdades en la enseñanza, se da más valor a las tradiciones, aunque a veces estas vayan en contra de la enseñanza evangélica.

Como vemos lo dicho antiguamente por el profeta Isaías de parte de Dios, aún hoy tiene vigencia, como tuvo vigencia en tiempos del Señor Jesús; es la gran tentación a la que estamos expuestos descuidar los mandatos del Señor y preocuparnos por mantener las tradiciones de los hombres.

Termina el relato evangélico de este domingo llamando el Señor Jesús a la gente para enseñarles que lo que hace impuro al hombre, son los malos propósitos y las maldades que salen de dentro de su corazón.
Si a la luz de esta enseñanza también nosotros descubrimos que dentro de nuestro corazón brotan los malos propósitos y las maldades, entonces la tarea que tenemos por realizar cada uno de nosotros es purificar nuestro corazón de todo ello, tenemos que librar el corazón de todo aquello que está en contra de la vivencia del mandamiento del amor.

Llenar el corazón de amor a Dios y amor al prójimo es la tarea que todos tenemos pendiente, ya que es una tarea siempre inacabada, de tal manera que no haya espacio para los malos propósitos ni las maldades.

Y si descubrimos que en el esfuerzo por realizar la purificación del corazón no podemos con la tarea entonces es tiempo de empezar a clamar a Dios para que sea el quien lo purifique, ya que con humildad reconocemos que nosotros solos con nuestras fuerzas y propósitos no podemos hacerlo.QUE LA CELEBRACIÓN DE LA FIESTA SOLEMNE EN HONOR A SANTA ROSA DE LIMA, PRIMERA FLOR DE SANTIDAD EN ESTAS TIERRAS DE AMÉRICA, EN ESTOS DÍAS QUE PASARON, HAYA SIDO OCASIÓN DE APRENDIZAJE PARA PRACTICAR LAS VIRTUDES CRISTIANAS DE LA HUMILDAD Y PENITENCIA QUE ELLA PRACTICO Y QUE ESTA PRACTICA MEJORE NUESTRA VIDA DE CREYENTES DELANTE DEL SEÑOR.

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