Celebra hoy la Iglesia, y nosotros con ella la fiesta solemne de la SANTÍSIMA TRINIDAD, fiesta que nos ayuda recordar esta gran verdad de fe que confiesa la Iglesia que en Dios hay tres personas distintas y sin confusión: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, no que sean tres dioses, no, SINO UN SOLO DIOS VERDADERO. 

Esta fiesta la celebramos luego que hemos contemplado como el PADRE nos envió a su Hijo para salvarnos (tiempo de Navidad), y como el HIJO entrega su vida libremente para salvarnos (tiempo de Pascua) y en cumplimiento de su promesa envió desde el Padre un nuevo Defensor, el ESPÍRITU SANTO, para que nos siga conduciendo a la verdad plena.  

El evangelio que se proclama en ocasión de esta fiesta solemne es un  texto tomado del Evangelio según San Mateo donde aparecen los once discípulos marchando a Galilea al monte que el Señor Jesús les había indicado; allí los discípulos ven al Señor ante quien se postran en señal de adoración. 

El evangelista no deja pasar la ocasión para hacernos notar que algunos vacilaban en lo referente del hecho prodigioso de la RESURRECCIÓN DEL SEÑOR. 

Esta vacilación no impide al Señor seguir enseñando a sus discípulos y en esta ocasión les hace saber que todo poder le ha sido otorgado en el cielo y en la tierra. Y por ese poder otorgado a su persona Él los envía a hacer discípulos de todos los pueblos, y para hacer discípulos de todos los pueblos deben hacer dos cosas:  

La primera “BAUTIZÁNDOLOS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO”;  

La segunda “ENSEÑANDOLES A GUARDAR TODO LO QUE LES HE MANDADO”. 

Y como para que el ánimo no los abandone a los discípulos al realizar esta misión de ir y hacer discípulos de todos los pueblos, termina diciéndoles “sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”. 

Pero es bueno recordar que esta misión que el Señor encomienda es a sus discípulos, y como nosotros somos discípulos-misioneros, así nos lo recordaron los obispos reunidos en Aparecida, también nosotros debemos sentirnos involucrados con este mandato misionero e ir al encuentro de los hermanos y hermanas para anunciarles la BUENA NOTICIA del amor que Dios nos tiene; amor manifestado y testimoniado por el envío hecho por el Padre de su Hijo muy amado y por el Espíritu que nos es dado como nuevo defensor y animador de la tarea evangelizadora. 

FELIZ FIESTA SOLEMNE DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, EN LA QUE TODOS RECORDAMOS QUE ADORAMOS A DIOS QUE ES PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, TRES PERSONAS DISTINTAS PERO UN SOLO DIOS VERDADERO.  

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