Buenos días Padre Dios,
gracias por este nuevo día de vida
que nos concedes disfrutar
en tu infinita bondad.
Nos has estado conduciendo
por medio de tu Palabra
a lo largo de estos días de adviento
para que estemos siempre preparados
para recibir a tu enviado,
aquel a quien mandas para salvarnos a todos.
Gracias Padre bueno,
por todo tu amor manifestado
a lo largo de todos estos días.
Con la celebración
de este cuarto domingo de Adviento
y al encender la cuarta vela
de nuestra corona de Adviento
nos avisas que ya esta cerca
la llegada tu ENMANUEL,
sí, El Dios Con Nosotros.
Ya decía san Vicente de Paúl
que tu amor era inventivo hasta el infinito,
y con la Encarnación de tu hijo
en las entrañas de la Virgen madre
nos lo muestras una vez más,
al haberla elegido y preservado Inmaculada,
y luego su embarazo
por obra del Espíritu Santo
Gracias por todo ello
Padre amado y misericordioso.
Que al contemplar a San José
aprendamos que aquel que ama
nunca le desea ni le hace el mal
al ser querido y qué, por el contrario
busca en todo protegerla.
También que aprendamos
junto a San José, el hombre justo
que cuando tomamos alguna decisión
y luego al sopesarla descubrimos
que podemos cambiarla por una mejor
que se acomode más a tu divina voluntad
seamos capaces de realizarla
como lo hace San José.
Buenos días Padre amado, Dios fiel.


















